Se cumplieron 8 años desde que Ramiro Ríos, vecino de la ciudad de Caseros, departamento Uruguay, desapareciera y nunca más se tuviera un rastro de su paradero.
Fue el primero de mayo de 2013, cuando “pareciera que se lo hubiera tragado la tierra”, dijeron vecinos de esa localidad y la causa que está en manos del doctor Juan Pablo Gile, sigue sin una respuesta concreta.
Lamentablemente, la investigación no encontró pruebas para saber dónde está o qué le pasó, pero este caso tuvo a un sospechoso, el cual nunca llegó a ser sometido a proceso ya que no se logró recabar evidencias suficientes para juzgarlo.
Ramiro Ríos al momento de su desaparición tenía 32 años. Ese día se fue de su casa para realizar algunas diligencias, pasando por un bar pero después no se supo más nada de él.
La Policía trabajó en el lugar con efectivos de Criminalística, se realizaron audiencias para tomar declaración a posibles testigos, incluyendo entre estos al único sospechoso en la causa con quien se habría retirado Ramiro, declaraciones con numerosas contradicciones, que jamás llevaron a nada concreto.
El sospechoso era Ricardo Mario George de unos 56 años, vecino de esa ciudad de profesión agricultor quien de acuerdo a los datos logrados por declaración del dueño del bar, había levantado a Ramiro en su camioneta Peugeot blanca.
Fue así que la investigación dejó a George como único sospechoso, a lo que se llegaba porque este habría pensado que Ramiro tenía una relación con su expareja, situación que nunca se pudo confirmar.
Entre las declaraciones vertidas por el agricultor, dijo que Ramiro se bajó de la camioneta en la ruta y para luego a un auto desconocido pero que no supo a donde se dirigió.
Tras la desaparición de Ríos, George abandonó Caseros, pasando un tiempo sin saberse de él, hasta que se entregó a sabiendas de que lo buscaba la Policía.
Más de un mes pasó de la desaparición de Ramito, cuando la camioneta Peugeot 504 fue hallada en un taller mecánico de Villa Elisa, departamento Colón, oculta y presentando manchas que podían ser de sangre y mientras esto sucedía, se continuaban los rastrillajes en campos de la zona con perros adiestrados llegados desde Rosario y Paraná, donde estuvo presente el entonces jede departamental, comisario mayor Gustavo Daniel Schierloh, así como en ríos y arroyos trabajando buzos, incluyendo posibles lugares o casas donde se sospechaba pudo estar el joven Ríos.
Tras la detención de George, la Policía por disposición de la Justicia procedió a allanar la casa, secuestrándose distintos elementos y un celular, que llevaron a determinar que fue él quien había hecho llamados telefónicos a la Policía, diciendo anónimamente que desconocidos habían tirado un bulto al río Gualeguaychú, seguramente con la intención de desviar la investigación, lo que llevó a elevar las sospechas sobre George.
El tiempo fue pasando y con él toda posibilidad de encontrar pistas que llevan a Ramiro y como en todos estos casos, el paso del tiempo es el peor enemigo para el esclarecimiento y hoy el caso permanece impune.
A poco más de ocho años de ese trágico día para la familia de Ramiro Ríos, todo sigue igual. No hay nada que de la esperanza de encontrarlo y la impotencia y dolor de sus seres queridos y amigos, no tiene solución ni consuelo.
Actualmente hay ofrecimientos de recompensas para aquellos que puedan aportar datos que lleven a descubrir cuál fue el destino de Ramiro y llevan a su localización, pero nada se logra y el misterio sigue vigente.
Fuente 03442