A los 94 años de edad, este martes 17 de julio de 2018, deja este mundo un excelente médico rural y destacado naturalista que ha merecido el reconocimiento de la comunidad científica.
Nació en Pueblo Liebig el 3 de mayo de 1924, lugar donde hace su escuela primaria, para luego estudiar en el Colegio del Uruguay residiendo en La Fraternidad. Su título de médico lo obtiene en la Universidad Nacional del Litoral. Recibido, se radica en Concepción del Uruguay, pero luego, en 1954, se afinca entrañablemente por muchas décadas en Estación Pronunciamiento, Dpto Uruguay. Allí encontró a Olga Salvagno , su compañera y esposa. Su fuerte como médico fue la obstetricia. Muchos de quienes hoy pueblan Pronunciamiento y localidades vecinas, nacieron entre sus manos. “En toda mi carrera como médico jamás perdí un parto y no tengo ningún fallecimiento de bebé ni de mamá. Eso me enorgullece porque es vida” dijo alguna vez.
En tiempos en que la lepra avergonzaba y recluía ha algunos vecinos, logró combatir con éxito esta enfermedad, lo que en ese momento era todo un merito profesional. Épocas también, en que el médico visitaba al paciente o parturienta en su domicilio ante la imposibilidad de su traslado, y en caso de lluvia y siendo los caminos de tierra, lo debía hacer en sulky, carro o tractor.
Como muchos, su derrotero de investigador de la naturaleza comenzó desde niño y se afianzó en excursiones aventureras, incluso en plena selva. Pero convengamos que no se trataba solo de un cazador de animales, en verdad los estudiaba como así también interpretaba y conocia su entorno natural. Faltaba tiempo para que aparecieran las cámaras fotográficas que resuelven hoy la no captura de seres vivos para su identificación y conocimiento.
Esas fantásticas vivencias le fueron marcando una premisa, dejar a un lado el fusil e inmiscuirse en el estudio pormenorizado de sus descubrimientos, que de hecho le llevaron a ser una entidad reconocida mundialmente, ya sea como apasionado entomólogo, confirmado a través de muchos insectos que llevan su nombre, o del minucioso estudio de las aves, que derivó en 1989 en la publicación de la primera lista de aves de los departamentos de Colón y Concepción del Uruguay, Producto de sus investigaciones, descubrió una nueva especie, a la que llamaron Sporophila Zelichi en su honor, una pequeña ave comúnmente conocida como Capuchino de collar blanco y que, como tantas otras , está hoy en vías de extinción.
Desde el 2004 transformó a dos de las habitaciones de su casa de Liebig, en una hermosa exposición de material natural, donde se destaca parte de su extraordinaria colección de insectos, y entre ellos, miles de mariposas del mundo, las que fueran y son la pasión central de su vida.
En verdad, sería largo señalar las diversas facetas y acciones desplegadas por el Dr. Zelich.
Oportunamente, la comunidad de Col. San Cipriano le expresó su reconocimiento otorgando su nombre a su Centro de Salud, acto en el cual estuvo presente. Paradójicamente, hoy esta localidad festeja su 118º Aniversario.
Quienes fuimos sus pacientes y aquellos que abrazamos una profesión relacionada con las ciencias naturales, vemos partir hoy, con mucha pena, a un gran hombre de ciencia y de calidad humana.
Dr. Mateo Ricardo Zelich, Q.E.P.D.