El mentor de la ley dice que ahora no sirve. ¿Qué cambió para que la norma por la cual se regla un sistema de representación en el seno de los partidos políticos no sirva más? La pregunta no tiene otra respuesta que la profunda crisis que vive el peronismo.

La Ley Castrillón, redactada por el actual presidente del Superior Tribunal de Justicia (STJ), no tuvo otro fin que evitar (y de no ser así perjudicar) las chances de Julio Solanas cuando pretendió gobernar la provincia. La norma eliminó de un plumazo la incorporación de las minorías en la Cámara de Diputados y los Concejos Deliberantes, lo que provocó la desintegración del justicialismo como partido empujando a sectores a armar sus propias cooperativas y colar algún alfil en los cuerpos legislativos. El propio Solanas armó su lista 100 y luego Busti hizo lo propio con el Frente Entrerriano Federal (FEF). Con ese sello, por ejemplo, puso a disposición de los entrerrianos espadas parlamentarias como Daniel Koch, Rubén Almará y Hugo Vásquez, entre otros.

El poderío electoral del peronismo en manos de quienes estaban al frente de los poderes Ejecutivo hizo que esta ley se mantenga vigente aun cuando la Constitución reformada en 2008 reconociera a las minorías en el seno de los partidos. El radicalismo fue a la Justicia y obtuvo un fallo a favor donde se declaró inconstitucional un artículo. Horacio Piceda fue concejal en Paraná por una resolución judicial. En el PJ, mientras tanto, se adoctrinaba con la ley.

La creación de escuderías electorales puede llegar a ser letal en un escenario ajustado para el PJ. Una década de sordera respecto a la derogación de la Ley Castrillón hace operar a la desconfianza por sobre cualquier otra sensación. El vecinalismo o localismo, si se quiere, aparece como la herramienta más a mano ante la anarquía partidaria. Rubén Virué constituyó su partido en Larroque. Alejandro Bahler y Domingo Daniel Rossi están haciendo lo propio; y en Paraná otros dirigentes que pelearon con boleta corta en 2015 se están asesorando al respecto.

En el peronismo no asoma, por ahora, una alternativa provincial que esté dispuesta a enfrentar a Gustavo Bordet. Hay encuentros embrionarios que se difunden y otros que no. Solanas estuvo este fin de semana en San José con ex precandidatos de Unidad Ciudadana y ex precandidatos a intendente (con boleta corta). El diputado nacional tiene elementos para sospechar que en la próxima no estará en el radar del Gobernador.

Esteban Piaggio se atrincheró en Gualeguaychú. Desde allí pregona una agenda diferente que entusiasma a sectores progresistas. Basó su discurso ante el Concejo Deliberante con una fuerte crítica a la utilización de agrotóxicos. A diferencia de Paraná, Concordia y una larga lista de municipios, su gestión rechazará el crédito en dólares impulsado por el gobierno provincial por entender que al ser en esa moneda se vuelve poco previsible. Para las obras, según anunciaron, sondearán el mercado crediticio local.

Quizás el gualeguaychuense esté emprendiendo el camino que implementó Jorge Capitanich en Resistencia al integrar a su espacio a la izquierda. Este domingo lo volvió a sugerir este domingo en una entrevista con Página/12. Piaggio no fue a San Luis, pero se ha reunido con el ex jefe de Gabinete de Cristina Kirchner.

La reforma política asoma con la implementación de la Boleta Única Papel (BUP). Puede colarse en el medio el voto electrónico, que cuenta con severas críticas en el peronismo y el radicalismo. Más allá de la forma en que se sufrague el año que viene, el PJ deberá crean un ámbito para que las diferentes expresiones puedan disputar con un objetivo final: que quien pierda acompañe.