Su padre murió y lo criaron sus abuelas. Tuvo que trabajar de chico en el campo. Terminó la primaria hace dos años y quiere terminar de estudiar. Deja un mensaje a la juventud: "No hay que abandonar cuando se tienen posibilidades".
Crisosto Lucero vive en La Humada, una localidad en el oeste de La Pampa, a 400 kilómetros de Santa Rosa. Tiene 82 años, se jubiló hace diez y ahora cursa el primer año del secundario.
Había terminado la primaria en 2015: "Hice quinto y sexto. Yo había dejado en cuarto", contó a Cadena 3.
Lucero nació en el departamento de Puelén, llegó a La Humada en 1947 y había empezado a estudiar en Agua Escondida, Mendoza. "Pero tuve que dejar para criar chivas", comentó. Su padre murió cuando tenía un año y fue criado por sus abuelas hasta los cinco.
Crisosto cuenta que desde chico, y hasta los treinta años, trabajó en el campo. Se metió en la actividad petrolera a pesar de haber llegado sólo hasta cuarto grado. Durante 20 años fue baterista recorredor de los pozos de petróleo. Allí relevaba la producción de los pozos las 24 horas y la registraba en planillas.
Comenzó, en ese momento, a tener dificultades por no haber estudiado: "El problema fue cuando me pidieron que hiciera la producción de gas. Necesitaba saber la raíz cuadrada, pero por no haber estudiado tuve que dejar".
En el año 1997 Crisosto regresó a La Humada por las protestas y piquetes de los petroleros en Catriel. En 2007 se jubiló y en la actualidad su familia son sus hijas, María Susana y Felipa. Tiene nueve nietos, además, y otros tantos bisnietos.
Entre 2013 y 2015 completó los dos últimos años de la primaria. Crisosto cuenta: "La seño Neria me ayudó y me incentivó para que siguiera la secundaria. 'Usted tiene capacidad', me dijo". Pero uando empezó la secundaria tuvo algunos problemas de la vista. "Fui al oftalmólogo. Tenía alta presión ocular. Ahora se me pasó y ya pude volver", relata.
Durante el día Crisosto va al negocio de una de sus hijas, tres veces por semana, de lunes a miércoles, va a clase y su tiempo libre lo dedica a presidir el centro de jubilados local.
Crisosto pudo terminar, en estos meses, Biología e Historia y ahora cursa Lengua y Literatura.
"Me dan las cosas en la computadora y de ahí estudio", explica el hombre, que a su edad maneja su cuenta de Facebook y hasta usa Whatsapp.
Lucero deja un claro mensaje a la juventud: "Algunos compañeros dejaron. Yo le digo a la gente que termine, es joven y dejan. No hay que abandonar cuando se tienen posibilidades".
Fuente:ElOnce.com