Salvo que tema perder, es pura ganancia para el jefe del PRO. Podría legitimar su liderazgo en JxC por primera vez en las urnas. Y sumaría votos en unas PASO que operan como una suerte de primera vuelta para llegar mejor posicionado a las elecciones de noviembre. La discusión está en la interna radical.
Rogelio Frigerio inició su campaña en Entre Ríos, en el mes de febrero, con la idea de cerrar un poderoso acuerdo con la UCR. Se proponía cabeza de una lista de consenso completada en el lugar 2 y 3 por candidatos de los dos grupos mayoritarios de la UCR. Pero sólo consiguió hasta ahora el sí de Atilio Benedetti (el más conocido de la corriente Illia) para sumarse en el lugar 3 de la lista, mientras que la corriente Construir, que lideran los intendentes Pedro Galimberti (Chajarí) y Darío Schneider (Crespo) no aceptó el lugar 2 (para una mujer) y decidió darle la interna.
Este fracaso en el intento por cerrar una lista única ¿perjudica o favorece a Frigerio?
La interna es, en principio, un negocio para la UCR porque promueve a nuevas figuras dentro del partido que acaba de cumplir 130 años. Pero, sobre todo, porque es una oportunidad para demostrar el poder de fuego del radicalismo en Entre Ríos, un dato central para poner sobre la mesa de negociaciones de JxC en el armado electoral de 2023.
Visto desde esta última perspectiva, la interna estaría fortaleciendo al conjunto del radicalismo, más allá de los beneficios de posicionamiento que obtengan los dirigentes que se arriesgan a esta jugada.
Pero en la campaña que lideran Galimberti y Schneider encontraron un buen argumento para defender la necesidad de que haya internas en JxC de Entre Ríos: si hay competencia, en septiembre la elección opositora será mucho más atractiva que la del oficialismo. La interna sumaría votos y, con eso, permitiría -en esta suerte de primera vuelta electoral- reforzar la idea de un triunfo frente al peronismo en las elecciones de noviembre.
Es una cuestión de manual: unas primarias que desnuden fuertes diferencias internas podrían afectar la gobernabilidad del frente en el poder. Por eso es que los gobiernos prefieren listas de consenso. Es un problema que no tiene la oposición. En este caso, las internas visibilizan, instalan, exponen a figuras que ofrecen soluciones alternativas en medio de una crisis, que en pandemia alcanza dimensiones históricas.
Cambiemos ya no está en el poder. No hay una primera línea de dirigentes que pueda imponer una “lista oficial”, o negar pegados de boletas para restarle competitividad a los adversarios internos.
La interna en JxC de la provincia serviría para volverla más atractiva. Operaría como un llamador del voto blando (el que decide las elecciones), que carece de una identidad partidaria definida y que tiene en las PASO la posibilidad de elegir en qué interna votar.
Pero, además, estas PASO en JxC de Entre Ríos vienen, en apariencia, con un plus muy importante. Estarían blindadas del riesgo que acarrea cualquier interna: que la confrontación se pase de raya y termine afectando la imagen de los candidatos que dos meses después representarán al espacio en las generales. La garantía de que eso no ocurra es que nadie en la UCR quiere pelearse en malos términos con quien hoy aparece como el candidato a gobernador favorito para 2023.
Ordenador
Hacia fines de 2020, en plena pandemia, la dirigencia de Cambiemos en su conjunto expresaba preocupación por la posible eliminación de las PASO. Decían entonces que el oficialismo pretendía perjudicar a la oposición al quitarle un instrumento indispensable para ordenar los liderazgos internos de una fuerza que ya no tenía al gobierno para cumplir esa función.
¿Qué pasó en estos meses para que ese argumento perdiera vigencia? ¿Acaso las encuestas que dan ventaja a Frigerio, en base a su mayor conocimiento público, son un instrumento suficiente para reemplazar las internas?
En 2015, Ernesto Sanz y Elisa Carrió legitimaron a Mauricio Macri en las internas nacionales de Cambiemos. Macri era el favorito y nadie creía que desde la UCR o la Coalición Cívica pudieran correrlo de ese lugar. Las PASO le vinieron muy bien para potenciar su candidatura presidencial.
Si Frigerio es el favorito en Entre Ríos, la interna que le plantean los intendentes radicales podría terminar legitimándolo. Y además le agregarían interés a unas PASO que, con lista única, perderían motivación para el electorado propio y para el independiente. Con internas, juntarían votos de un espectro político más amplio. Sumarían más para la “primera vuelta”.
La interna beneficiaría a la UCR, la fortalecería de cara a 2023 y posicionaría a los candidatos radicales. Pero, al mismo tiempo, tendría un doble beneficio para Frigerio: legitimaría su liderazgo en las urnas (por primera vez) y “engordaría” las PASO de JxC.
Si todo este razonamiento es correcto ¿cuál sería, para Frigerio, el problema de ir a internas? No hay muchas posibles respuestas. Una: que tema una derrota. Dos: que la alternativa de los intendentes obtenga minoría y desplace del tercer lugar de la lista a Benedetti. A la luz de las especulaciones compartidas por la mayoría, la segunda opción es más probable.
¿Jugados?
Cerca de Frigerio manejan encuestas que desmienten la posibilidad de que la lista de Galimberti obtenga la minoría. Es más, hablan de algunas bajas en Construir, de intendentes que estarían pidiendo pista a Frigerio, pero que no lo hacen explícito para no pagar costos en la UCR, sobre todo de cara al congreso partidario del 3 de julio.
En base a esos datos, algunos creen que sobre el plazo de presentación de candidaturas –que se cumple el 24 de julio– la lista de los intendentes se bajaría para evitar una derrota que sólo les acarrearía costos y ninguna ganancia.
Otros, en cambio, creen que si los intendentes vuelven a bajarse para acordar (ya lo hicieron para la interna partidaria) perderían toda credibilidad en el radicalismo. El daño, afirman, sería mayor que el de una derrota en las urnas.
Fuente: Página Política