Pero dispone que se celebren con una antelación no menor a 30 días corridos previos a la finalización del mandato de las autoridades salientes, ni mayor a 240 días corridos de dicha fecha. Esto es: entre el 10 de abril y el 10 de noviembre del año electoral, si se toma al 10 de diciembre como finalización de mandato.
De aprobarse este proyecto, entonces, las elecciones provinciales separadas de las nacionales no podrían ser en marzo, como fueron en 2007, cuando Sergio Urribarri fue electo gobernador por primera vez.
Como más temprano, se votaría en abril. Aunque la especulación más extendida en torno a la fecha del casi seguro desdoblamiento es la de un domingo de mayo de 2019.
Las elecciones primarias se deben celebran con una antelación no menor a 60 días corridos ni mayor a 120 días corridos de las elecciones generales. Si se toma el plazo más corto, las PASO podrían realizarse en marzo del año que viene.
Convocatoria
Según el proyecto, el gobernador Gustavo Bordet fija la fecha del acto electoral y convoca a elecciones generales con “al menos” 120 días de anticipación a la fecha en la que deban realizarse, salvo en el supuesto de adhesión a la simultaneidad con las elecciones nacionales, que podrá ser realizada por el Ejecutivo provincial en cualquier tiempo.
Entonces, si las elecciones provinciales generales no pueden celebrarse antes del 10 de abril, Bordet tendría tiempo de definir el desdoblamiento hasta cuatro meses antes: el 10 de diciembre. Pero si la fecha elegida es mayo, la convocatoria podría demorarse hasta fin de año o principios de 2019.
Ese sería el tiempo máximo que tendría Bordet para resolver si separa las alecciones provinciales de las nacionales. Una decisión clave para su futuro político como postulante a la reelección que parecería no encontrar obstáculos en el gobierno nacional, a pesar de que perjudicaría las chances del candidato a gobernador de Cambiemos al no verse beneficiado del arrastre de una campaña nacional por la reelección del presidente Mauricio Macri en octubre.
Pero Bordet bien puede definirse previamente y efectuar la convocatoria antes de los 120 días corridos previos a las elecciones que el proyecto fija como plazo máximo.
Un dato que no se toma muy en cuenta es que si este intento de reforma política fracasa, no se podrían desdoblar las elecciones. Si todo quedase como está, las elecciones provinciales deberían ser simultáneas con las nacionales: la última reforma que le introdujeron a la ley Castrillón (aquellos retoques que impulsó Urribarri en 2015 a medida de sus intereses internos) fija la fecha de las PASO en el “segundo domingo de agosto” del año electoral.
Nadie espera que eso pase. Por más divisiones internas que acusen, al conjunto del peronismo le conviene separar las elecciones de las nacionales para aumentar sus chances de retener el gobierno provincial.