En el año 2018 muchos dirigente políticos, nacionales, provinciales o de nuestra región se siguen manejando como patrones de estancia y siempre en la pelea por quien tiene mas poder sobre todo en la interna de algunos partidos.

En la ciudad de Colón hoy se sigue gobernando y pensando como en el pasado, solo pensando en tener mas poder y siempre recordando que le debes un favor.

Sabemos bien que hoy existen dos lineas políticas dentro del PJ están los de Rebord y los de Adami.

La competencia entre las dos líneas principales fue en momentos algo así como una guerra y en otros una alianza, pero ya sabemos como es la política. En cada campaña ha quedado demostrado, también a lo largo del tiempo, que la ciudadanía se ha dividido y al ganar las elecciones el actual intendente, la grieta formada en campaña quedó más evidente, dado que aquellos que apoyaron la línea contraria terminaban siendo castigados de una u otra forma, durante los cuatro años que duraba el mandato. Actualmente, el intendente Rebord ya lleva 6 años, dos intendencias consecutivas y en esta última Adami es el "opositor" por llamarlo de alguna manera diplomática, pero en la realidad no lo es y eso también ha quedado demostrado.

Muchos trabajadores municipales han sido castigados no solo por apoyar a otro candidato sino por cuestiones inherentes a la vida cotidiana, porque sabemos que los voceros -o más conocidos como topos o en criollo, los alcahuetes- han sabido trabajar para el gobierno de turno de una manera eficaz logrando que muchas personas altamente capacitadas en sus tareas,se hayan visto trasladadas a otros sectores como represalia a un comentario o, quizás, a una alcahuetería planeada. ¿Cuántos casos? Muchos. Demasiados. Hasta hubo una denuncia en el INADI y otra en el Ministerio de Trabajo contra el intendente, que lo hizo retroceder algo... asustado, por decirlo en una terminología de prensa.

Estas cosas se saben pero nunca habían quedado a la vista de todos, nunca habían podido gritarse en voz alta por temor a más represalias, hasta ahora. Y ahora quedará en evidencia el manejo que tienen quienes dirigen los destinos de la ciudad, que la conducen como si fuera un patrón de estancia.

La actual Concejal Silvia Vallory pertenecía al bloque "oficial" dentro del HCD y no hace mucho decidió separarse y formar un bloque aparte. Vallory es, a la vez, empleada municipal de planta permanente (y esto es otra historia), con conocida trayectoria en el área de Turismo. Como empleada, estaba ocupando un cargo dependiente de la Secretaría de Turismo (Desarrolladora de Proyectos Turísticos), a cargo de, recordemos, Laura Palazzo (ex esposa del intendente, pluri secretaria) y el castigo por haberse sublevado al poder político que "administra" la ciudad fue... sacarla de su puesto municipal.

En las ultimas horas se conoció que mediante la Resolución 0122/2018 fue derogada la 0155/2016 de fecha 30 de mayo de ese año, la cual designaba a la Agente Municipal de Planta Permanente, Silvia Vallory (Categoria "D") como responsable del desarrollo de los proyectos turísticos a implementarse durante la presente gestión de gobierno" Fundamenta tal medida que " se deben realizar modificaciones en la estructura organizativa municipal con el objetivo de asegurar el normal desenvolvimiento de la gestión administración.

El nuevo lugar de trabajo de Silvia Vallory es el área de habilitaciones a partir de hoy 11 de abril

No se está defendiendo a nadie en particular, sino mostrando cómo son los movimientos de quienes han sido elegidos para gobernar la ciudad de Colón y han demostrado día a día la imperiosa necesidad de creerse entes poderosos ante en resto de los humanos, creerse personas demasiado inteligentes para el lugar que ocupan, suponer que son -quizás- semidioses en la política, dejando ver que en realidad, son unos pobres ciudadanos con dos gotas de poder en las manos, gotas que en cualquier momento la gente se las va a secar con un papel que dice "voto por..."

Antes fueron muchos empleados, hoy es una concejal y por eso se torna público... y notorio, claro, porque queda claro que el patrón de la estancia decide castigar a quien se porta mal de acuerdo a sus conceptos.