Es oriundo de Colón y, a los 7 años, se convertía en el primer niño trans en solicitar el cambio de identidad de género en Entre Ríos. Mucho tiempo antes ya le había dicho a su mamá que “quería ser varón”.
Una solicitud de puño y letra que acercó hasta el Registro Civil de la ciudad de Colón fue el paso más importante que había dado Lucas en su corta vida. De esa manera, se convertía en el primer niño trans en solicitar el cambio de identidad de género en Entre Ríos, una posibilidad que está contemplada por la Ley Nº 26.743 de Identidad de Género. En ese entonces tenía 7 años, pero venía transitando un proceso de transformación que había comenzado mucho tiempo antes. Puntualmente, en una charla con su mamá Ivana, Luqui expresó abiertamente lo que le estaba pasando: “Mamá, quiero ser un varón”. Para la familia se constituyó en el primer llamado de atención, de un nene que había nacido con una genitalidad femenina pero que en todo momento se identificó con un género diferente al que se le había asignado.
“Con mi hija mayor nos dimos cuenta que un mensaje nos estaba dando, por el rol masculino muy marcado que tenía”, le cuenta en una entrevista la mujer a UNO. Reconoció que no conocía la definición de la palabra transgénero, ni que existía una ley y que además tenía una información por lo menos parcial del colectivo LGBTIQ (Lesbianas; Gay; Bisexual; Trans -transgénero, travestis y transexuales-; Intersexuales y Quers). “Al no saber la definición, tampoco supe lo que le estaba pasando. Fue muy shockeante, no digo que me haya paralizado”, se sinceró.
Ivana tuvo que aprender por su cuenta para acompañar el proceso de su hijo, puesto que no había material disponible de la infancia trans. Así planteadas las cosas, debió sumergirse un en mar de libros, Internet y asesoramiento de cualquier persona que pudiera instruirla en la temática. “No se habla de las personas trans, de ninguna forma”, confesó, y agregó: “¿Sabés qué me pasó cuando fui a indagar? Me conecté con una asociación de Chile, en primera instancia, y me puse en contacto con la mamá de Lulú: por Facebook le mandé un mensaje, me presenté y le dije lo que me estaba pasando. Le decía que posiblemente haya un alto porcentaje de que mi hija -en su momento- esté pasando por la misma situación que Lulú”, recordó. Aquella vez la madre de Luana Lulú le dijo que no la podía ayudar a responder sus preguntas, y que en realidad esa guía debía encontrarla en su hijo.
Pidió compromiso y capacitación
La familia de Lucas viaja cada 15 días a Buenos Aires para la consulta con la terapeuta, Nora Barqui, a cargo del seguimiento psicológico del niño. “En el interior no hay gente capacitada, no hay gente comprometida principalmente”, advirtió, como para dar cuenta del camino que todavía falta recorrer en materia de reconocimiento de derechos, sobre todo del Estado y sus instituciones. Y destaca que el primer sostén que tuvieron estuvo del otro lado de la Cordillera de los Andes. “La asociación chilena tiene una base de datos de profesionales de Latinoamérica, la mayor parte en la Argentina pero con la particularidad de que buena parte son de Buenos Aires”, explicó. La obra social no cubre el tratamiento psicológico de Lucas ni los endocrinólogos que vendrán, como dicta la Ley de Identidad de Género y Salud Integral, aporta la crónica de la Agencia Presentes sobre el caso.
La familia, radicada desde hace varios años en Colón, agradeció la aceptación y el respeto de la comunidad hacia la elección de su hijo, más allá de algunas dificultades que se presentaron en la escuela a la que concurre. “Él hizo 1º grado siendo una nena y arrancó su 2º grado siendo un nene”, contó de qué forma se fue dando la visibilización. Enseguida acotó que la transformación consistió en cortarse el cabello y vestirse con indumentaria masculina, ya que lo venía haciendo con ropa que podría definirse como “neutral”.
“Lo primero que me pasó es que no querían leer la ley, por eso no había interpretación. Me acerqué a la escuela con material que había encontrado y les dije que no había antecedentes, pero que Luqui es un niño presente, visible y ya lo conocían. Les pedí que lo trabajáramos en conjunto, no es que le pedí que hicieran algo”, confió acerca de uno de los desafíos que se fueron presentando.
El derecho a la identidad
El cambio de DNI no estaba en los planes familiares ni representaba una urgencia. Así lo entendía su mamá, que acuerda todas las decisiones con el padre de Lucas. Están separados, pero ha sido parte fundamental de esta historia desde el primer día. “El cambio registral comenzó en enero de 2017, pero previamente en un Encuentro de Familias LGBTIQ realizado en Paraná en 2016 nos contactamos con Vanesa Visconti, la directora del Registro Civil en Entre Ríos. Al año siguiente, comenzamos a hacer el trámite y no tuvimos respuestas durante un par de meses. Me volví a poner en contacto con ella, y desde ese momento se fue gestionando respetando los lineamientos de la ley. “La decisión fue suya, aunque haya sido tan chiquito”, señaló en su relato.
“Me costaba entender esta cosa del menor”
La directora del Registro del Estado Civil y de las Personas de Entre Ríos, Vanesa Visconti, detalló las características del trámite iniciado por Lucas y su familia. Aclaró que únicamente es posible el cambio registral del nombre de pila, aunque no está contemplada la modificación del apellido ni el orden. Aseguró que atento a que la Provincia no cuenta con un abogado del niño tal como plantea la legislación, se requirió el asesoramiento de la Secretaría de Niñez de la Provincia.
La funcionaria participó del encuentro LGBTIQ que se realizó en Paraná en 2016. Allí se cruzó con Lucas, que la encaró y le dijo: “¿Vos sos la que tenés que firmar el cambio de mi nombre? A mí me asisten derechos”. El gesto tan espontáneo como natural la tomó por sorpresa. “Cuando vos tenés el primer antecedente, porque esto es nuevo y hay pocos casos similares en el país, entonces te genera preguntas, te genera dudas. Pero necesariamente tenés que tener la cabeza abierta cuando se presentan este tipo de casos; me costaba entender esta cosa del menor, porque te cuesta entender que una criatura te encare de esa manera”, manifestó.
Visconti admitió que dentro del equipo del organismo que dirige había una especie de división entre aquellos que estaban a favor de reconocer la petición, y los otros, que disentían porque estaba de por medio un menor.
De la misma manera destacó el acompañamiento de Cristina Ponce, la titular de la Secretaría de Niñez. También mencionó que en última instancia se gestionó una audiencia con el titular del Ministerio Público de la Defensa, Maximiliano Benítez. “No recurrimos como un órgano judicial, sino que recurrimos como órgano administrativo a modo de colaboración, porque ellos en el hipotético caso de que alguna cuestión de judicializara, darían una opinión. A nosotros nos sirve mucho porque cuentan con un equipo”, indicó.
Una ley clara y de avanzada
La Ley de Identidad de Género contiene 15 artículos y en materia de reconocimiento de derechos es de avanzada en el mundo. El artículo 5, referido a las personas menores de edad, sostiene: “Con relación a las personas menores de dieciocho (18) años de edad la solicitud del trámite a que refiere el artículo 4º deberá ser efectuada a través de sus representantes legales y con expresa conformidad del menor, teniendo en cuenta los principios de capacidad progresiva e interés superior del niño/a de acuerdo con lo estipulado en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley 26.061 [1]de protección integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Asimismo, la persona menor de edad deberá contar con la asistencia del abogado del niño prevista en el artículo 27 de la Ley 26061”. (UNO)