La campaña busca evitar las Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETAS) al seleccionar las materias primas, durante la elaboración y consumo en nuestros hogares
El Área de Bromatología perteneciente a la Municipalidad de Colón emite recomendaciones para adquirir, transportar, manipular y consumir los alimentos típicos.
Durante estos días se da la particularidad del aumento en el consumo de alimentos, que no es frecuente durante todo el año. Entre ellos se destaca el consumo de pescados y chocolates. El lugar donde los adquirimos o los cuidados que tengamos al seleccionar las materias primas, durante la elaboración y consumo en nuestros hogares, es de suma importancia para evitar las Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETAS).
Recordamos que las ETAS suelen producirse por el consumo de agua o alimentos contaminados con microorganismos, parásitos, o bien las sustancias tóxicas que ellos producen. Pueden ocasionar intoxicaciones o infecciones de diversa gravedad, cuyos principales síntomas son los vómitos, dolores abdominales, diarrea y fiebre. Estos síntomas pueden comenzar desde unas horas hasta unos días luego de ingerir el alimento contaminado. Y generalmente afectan más gravemente a personas mayores, niños, embarazadas y personas inmunodeprimidas.
Es por eso que para prevenir las ETAS y disfrutar de las comidas sin contratiempos que perjudiquen nuestra salud, recomendamos poner en práctica algunas medidas básicas sobre higiene y manipulación de los alimentos en las distintas etapas desde la adquisición al consumo:
Al momento de la adquisición:
Opte por hacerlo en lugares donde prevalezca el orden y limpieza de las instalaciones y del personal.
Que presenten equipos de frío con temperaturas adecuadas (menor a 5º C en el caso de refrigeradores y de -18º C en freezers) y el orden necesario (equipos sobrecargados no enfrían de la manera adecuada ya que no permiten la circulación del aire).
Comience por los productos no alimenticios y los no perecederos, y deje para el final los productos perecederos fríos y congelados como lácteos, carnes, aves y pescados.
Integridad de los envases (sin roturas, pérdidas). Óptimo estado de las latas (no se deben encontrar hinchadas, abolladas u oxidadas y sus bordes deben encontrarse perfectamente sellados).
Corrobore que los productos congelados se encuentren completamente congelados.
Verifique la fecha de vencimiento de los productos (recuerde consumir primero aquellos que vencen primero).
Separe las carnes crudas de los productos listos para consumir y las verduras. Asimismo, no ponga en la misma bolsa productos de limpieza con alimentos.
Minimice el tiempo que transcurre desde que compra sus alimentos hasta que los coloca en la heladera (no debe superar las dos horas).
Evite colocar los alimentos en zonas calientes como por ejemplo cerca del motor del auto o al sol.
Si se va elaborar en los hogares se recomienda que se realice una correcta limpieza y desinfección de la zona de elaboración, del mismo modo una excelente higiene en los utensilios utilizados. Además, que se elijan materias primas con la rotulación correspondiente y que por ningún motivo se elaboren cuando se están manipulando alimentos crudos u otro tipo de alimentos.
Para la adquisición se recomienda que se haga en lugares seguros y que se transporten y almacenen en un lugar fresco, seco y al reparo del sol. La superficie siempre debe ser brillante, lisa (sin poros) y se deben consumir lo más frescos posible; además de utilizarse envases de primer uso para envolverlos.
En el caso de los pescados, se recomienda la adquisición en establecimientos que presenten buena higiene general y exhiban sus productos frescos, conservados en abundante hielo (cubiertos) o congelados; y que por ningún motivo estén expuestos al sol o al aire libre.
Características óptimas del pescado fresco:
Olor característico, nunca olor a amoníaco.
Los ojos siempre brillantes, no hundidos (opacidad o hundimiento, es signo de deterioro).
Las agallas rojas (agallas de color gris y negro verdoso son signos de deterioro).
Las escamas adheridas al cuerpo.
Carne firme; no debe ceder ante la presión del dedo.
Pigmentación viva y brillante de la piel (la pérdida del brillo metálico y la formación de una viscosidad pegajosa sobre la superficie son indicios de deterioro)
La columna vertebral está firmemente adherida a los músculos; si se la intentara separar de ellos, debería romperse.
La sangre roja y brillante (si el pescado no está fresco, el color se vuelve marrón pardo).
Para los pescados que se adquieran procesados; verificar la existencia de rótulos y en el caso de enlatados, las latas no deben estar abolladas, oxidadas e hinchadas.
En cuanto a los crustáceos menores, como camarones y langostinos, no deben presentar manchas negras, olor desagradable o desprendimiento entre cabeza y tronco. Los calamares, por su parte, deben tener una piel lisa, suave y húmeda, sin manchas sanguinolentas o extrañas. Sus ojos tienen que ser brillantes y salientes y su musculatura, consistente y elástica. Los mejillones, u otros moluscos bivalvos, deben tener las valvas cerradas y una vez cocidos, abrirse. Si están abiertas, hay que comprobar que se cierren con un ligero golpe.
Para la conservación y el consumo:
Una vez adquiridos, deben transportarse directa y rápidamente al domicilio y refrigerarlos de manera inmediata para evitar el corte de la cadena de frío. Se recomienda:
No mantenerlos más de 1 o 2 días en la parte más fría de la heladera y hasta 3 meses en freezer.
No descongelar y volver a congelar los pescados y mariscos.
No descongelarlos a temperatura ambiente, descongelarlo en la heladera.
Una vez preparado consumirlo lo antes posible. Cocinarlos completamente, poniendo aún más atención en los grupos susceptibles de la población: embarazadas, niños, ancianos e inmunosuprimidos.