El senador vecinalista por Colón y ex intendente de San José pone de relieve algunas cuestiones ligadas al debate que se viene en torno al cambio de paradigma en materia electoral

Por Pablo Canali

Ya pasó agosto con sus PASO, ya pasó octubre con sus legislativas. Ahora sí

Hace mucho tiempo que venimos hablamos de la reforma política, se realizaron foros en diferentes lugares de la provincia, se consultó a los diferentes partidos, se invitó a especialistas a disertar sobre las cuestiones a atender al momento de legislar sobre un nuevo sistema electoral y político.

Reforma que va mucho más allá de modificar el método de votación, aunque sabemos que esto es lo más notorio, palpable y beneficioso para el votante.

No es posible que Entre Ríos amanezca el día después de unas elecciones, hablando sobre adelantar la fecha de los comicios de 2019. No es posible porque la sociedad merece mucho más que eso. Merece que le demos la importancia suprema que tiene este tema para la democracia y la participación.

La Provincia debe tener como primera medida, fecha cierta e inamovible para las elecciones de autoridades tal como se da a nivel nacional, donde la ley claramente estipula el cuarto domingo de octubre del año de recambio de autoridades. Es inaceptable que la fecha de votación sea una carta de juego para la conveniencia del partido gobernante (sea cual fuere).

Debemos decidir, o bien armonizamos determinando la simultaneidad con la ley nacional o bien definitivamente despegamos los comicios con todo lo que ello conlleva organizacional y económicamente para la provincia. Lo que no puede pasar es que votantes y partidos políticos debamos estar esperando una definición surgida de la coyuntura.

Otro de los temas centrales de la reforma debe ser el financiamiento de los partidos políticos, la transparencia de la procedencia de los fondos y el asegurar a todos los partidos que contarán con los recursos mínimos. Digo esto último para poder aclarar que los partidos vecinalistas (a diferencia de los demás) no reciben ni un peso por los votos que sacan en cada elección, lo que pone en una nueva desigualdad a la hora de competir.

Por último y como lo mencionaba al principio, está lo palpable por el votante, que es el método de votar. Sea electrónico o boleta única debemos migrar necesariamente para terminar con la boleta sábana. Debemos poner a disposición de la gente una metodología amigable, fácil y que asegure que lo concretamente votado por el ciudadano, coincida con su deseo.

Hay sobrados ejemplos de lo perjudicial que resulta nuestro actual sistema. El votante entra al cuarto oscuro y se encuentra con 20 boletas (cuando hay pocas) que en 2015 llegaron a medir 1,10 metros cada una y que para poder elegir cargo por cargo debe cortar y armar el rompecabezas.

A la vista está, en agosto de este año en las PASO, a pesar que en Entre Ríos se eligió un solo cargo (diputado nacional) hubo en cada cuarto oscuro 15 boletas diferentes y se llegó a un absurdo y evitable 5% de votos nulos, porcentaje que se redujo al 2% en las generales donde había 4 boletas de un solo cuerpo.

Un sistema electoral supone que debe inspirar confianza, transparencia, agilidad, previsibilidad, seguridad, etc. Y sin caer en la crítica fácil, es evidente que seguir utilizando boletas de más de un metro de largas, disponiendo la fecha por conveniencia y no garantizando igualdad de competencia, estamos atentando contra la libre elección de los votantes.

Los partidos vecinalistas sabemos perfectamente lo que es competir contra el “arrastre” de los candidatos nacionales y provinciales, siempre hemos padecido esto, sin embargo nuestra propuesta nunca estuvo dirigida a desdoblar elecciones, sino a la superadora alternativa de reformar el sistema electoral y político.

Por estos y muchos otros motivos hoy la discusión debe darse por la reforma política y bajo ningún concepto por la simple solución de desdoblar las elecciones porque hoy conviene

Fuente: Página Política