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¡10 Felicitado!: Tiene 15 años y a diario cruza el río para buscar sus tareas


Agustín Vázquez vive en Portezuelo, Mendoza. En su casa, no tiene señal de Internet para comunicarse con su maestra por lo que todos los días se sube a una especie de "jaula" para cruzar el río y buscar su cartilla de tareas.

Agustín Vázquez tiene 15 años y vive en Portezuelo, Mendoza, una zona a donde el viento sopla fuerte y la señal de WiFi no existe. Hijo de Roxana González (31) y de Ángel Vázquez (37), es el hermano mayor de Jesús (12), Adrián (11) y Melina (7). Desde 2018, cursa el secundario en la Escuela 4206 Mapu Mahuida de Bardas Blancas, una localidad ubicada en el distrito Río Grande del Departamento Malargüe al sur de la provincia.

Todos los días, enfundado en sus jogging y una boina, se sube a una especie de "jaula" que tira con sus brazos para cruzar el Río Grande y poder llegar a la ruta a donde lo espera una trafic que lo lleva hasta su escuela.

"La distancia para llegar a las aulas, desde mi casa, es de un kilómetro. Para cruzar el río, usamos una especie de carrito", contó el joven que se encuentra cursando su tercer año en la Escuela Albergue "Mapu Mahuida" de Bardas Blancas.

Su odisea diaria para poder buscar las tareas fue filmada por el preceptor de la escuela y se volvió viral. En las imágenes, se puede ver cómo empuja con sus brazos el carrito, lo cual hace varias veces al día.

"Como la escuela está cerrada y acá no hay señal, voy para que me den la cartilla", agregó.

A veces, aprovecha el viaje y también se lleva algunas bolsas con alimento.

Agustín es uno de los 84 alumnos que asisten a la Escuela 4206 Mapu Mahuida de Bardas Blancas.

Con 15 años de antigüedad, la institución educativa funciona como una Escuela Albergue a la que asisten 84 alumnos. "Durante 12 días del mes somos un colegio secundario y los 18 restantes un colegio primario. En ese período de tiempo condensamos las clases en jornadas dobles de 14 horas por día: de 8 a 13 y de 14.20 a 19.15 horas", cuenta a este medio Mercedes Núñez, docente de Matemática y directora del colegio desde hace un año y medio.

Este año, debido a la cuarentena total, el colegio no logró comenzar con el ciclo lectivo. "Como no pudimos empezar las clases y más de la la mitad de los alumnos no disponen de computadoras ni de una conexión segura a Internet, les armamos una cartilla con las tareas de cada materia que, en el caso del secundario son once", explica la directora. Para imprimir las cartillas, agrega Núñez, gastaron 8 resmas de hojas: el equivalente a lo que tenían previsto usar durante todo el año. "En 2019 rifamos un chivo y, con el dinero que juntamos, pudimos comprar nuestra primera impresora. El tema es que ahora no disponemos de suficiente dinero para costear las hojas y la tinta", advierte.

Junto a la cartilla con las tareas del mes de marzo, el colegio también preparó un bolsa con alimentos, de manera que cada alumno pudiera llevarse algunos víveres a su casa. Para coordinar las entregas, cuenta Núñez, pusieron como punto de encuentro la terminal de Malargüe. Para algunos chicos, no es tan complicado llegar hasta ahí. Para Agustín en cambio, implica una verdadera hazaña. ¿Su trayecto? Desde el puesto donde vive con su familia, cabalgó un kilómetro hasta la jaula, cruzó el río y, desde ahí, fue hasta Malargüe. "Antes hacía todo el recorrido cabalgando. El sistema de las jaulas es un poco mejor, pero no deja de ser un riesgo. A veces se nos caen las cosas y no podemos recuperarlas", explica Agustín a este medio.

Unos días después de haber entregado las cartillas, Mercedes Núñez recibió un mensaje de texto de Agustín. "Había conseguido señal y necesitaba que lo orientara con la tarea de Matemática", explica la maestra sin poder ocultar la emoción. "Así son los alumnos de esta escuela. Por momentos me gustaría que las cosas fueran diferentes, pero esta es nuestra realidad", agrega.

Roxana González, la mamá de Agustín, ya perdió la cuenta de la cantidad de veces que vio el video de su hijo cruzando el río. "Se me eriza la piel. Agustín es mi mano derecha. Nos ayuda trabajando en el campo y, además, estudia. Buscó señal para comunicarse con la maestra, se sentó en una piedra en la orilla del río y con un lápiz se puso a hacer la tarea", cuenta a Infobae la mujer. "Nosotros somos una familia muy humilde y trabajadora. Vivimos en una casita de piedra con techo de nylon", cuenta.

Acerca del día en que se comunicó con la maestra, el joven de 15 años explica que, a veces, se le dificulta interpretar las consignas sin tener un maestro que lo oriente. "Estamos acostumbrados a verle la cara al profesor, a preguntarle y, si no entendemos, le volvemos a preguntar. Por eso la llamé a Mercedes: necesitaba que me explicara algunas cosas para terminar los ejercicios", dice.

Las materias que más le cuestan a Agustín son Física e Inglés. Cuando termine el secundario, dice, quiere ser veterinario, aunque también le gustaría ser jugador profesional de fútbol. Hincha de Boca (el único de la familia), su sueño es viajar a Buenos Aires para conocer la Bombonera. Actualmente, integra la séptima división del Club Atlético Ferrosol de Malargüe.

El año pasado, cuenta su mamá, Agustín se llevó dos materias a diciembre por primera vez. "Me gustaría que vayas y te presentes a rendir", le dijo ella que, en el fondo, no quería exigirle de más. "Habíamos pasado unos meses complicados en el campo y Agustín nos estuvo ayudando un montón. Creo que por eso descuidó un poco el colegio", repasa la mujer. El joven estudió lo que pudo y se fue a la escuela dispuesto a hacer lo mejor.

"Al día siguiente me llamó la directora para darme la buena noticia: Agustín había pasado de año. Lloré, no sabés cómo. Yo solamente pude cursar hasta segundo año, porque después quedé embarazada y no pude seguir. No quiero que mis hijos vivan lo mismo que yo. El campo es muy lindo y tranquilo, pero no tiene beneficios y es muy sacrificado. Por eso le insisto en que estudie. Mi deseo es que tanto él como su hermanos tengan un futuro mejor", concluye la mujer.

Fuente: El Once

 

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